Iglesia Apostolica,Distrito Nº4 - Puntos Doctrinales LAFCJ
 

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PRINCIPIOS DOCTRINALES  DE LA IGLESIA

 

LA IGLESIA.

 

I.    Creemos que la iglesia  de nuestro Señor   
  Jesucristo, es una, universal e indivisible, formada por  
  todos los hombres y mujeres, sin  distinción  de  
    nacionalidad, idioma, color o costumbre, que hayan  
  aceptado a nuestro  Señor  Jesucristo  como su único  Salvador y hayan sido  bautizados  en agua, en el  
  nombre de Jesucristo (Hch. 2:38; Lc. 24:47; Col. 3.17).   
  Los vínculos que unen  a los miembros  de la iglesia   
  son el amor  y la fe y su estandarte o bandera  es el  
  nombre de Jesucristo.

 

 

HAY UN SOLO DIOS.

 

 

JESUCRISTO

 

III.               Creemos que Jesucristo  fue concebido  milagrosamente en el vientre María, por obra y gracia del Espíritu Santo.  El mismo Dios del Antiguo Testamento tomó forma humana.  Por lo cual creemos  que en Jesucristo es el único y verdadero Dios ,pues en el  se mezclaron en una forma perfecta incomprensible los atributos Divinos y la naturaleza humana por eso  se le llama hijo de Dios e hijo del hombre. (Is. 7:14; 52:6;  60:1-3;  Lc. 1:35; Jn 1:14  Ro.  9:5;  1Ti. 3:16)

 

EL BAUTISMO  DEL ESPIRITU SANTO

 

 

IV.              Creemos  en el bautismo  del Espíritu  Santo, prometido por Dios en el Antiguo Testamento  y derramado  de la glorificación  del Señor Jesucristo, que es  quien bautiza con el Espíritu Santo (Jl. 2.28-29; Jn. 7.37-39;14.16-26; Hch.2.1-4;   Mt3.11).  La demostración de que una  persona ha sido bautizada con el Espíritu Santo, son las nuevas lenguas o idiomas que el creyente puede hablar  y que esta señal  es también  para nuestro tiempo.

El Espíritu Santo  es potencia  que permite  testificar  de Cristo (Hch.1.8) y que sirve  para la formación  de un carácter  cristiano  más agradable  a Dios (Gá.5.22-25).  El mismo Espíritu  da dones a los creyentes  que sirven  para la edificación  de la iglesia   (Jl. 2.28-29; Jn 7:37-39; Hch. 1:8; 2:1-4; Ro.  12:6-8;  1Co. 12:1-12).

Todos  los  miembros de la iglesia  deben buscar del bautismo del Espíritu  Santo  y tratar de vivir en el Espíritu  como lo recomienda  la palabra de Dios en Ro. 8:5-16;  Ef. 5:18.  Col.3.5

 

EL BAUTISMO EN AGUA

 

V.                 Creemos  que el bautismo en agua  y en el nombre de Jesucristo es para Salvación  y perdón de pecados , el cual  debe ser administrado  por un ministro   ordenado.

El bautismo  debe ser por inmersión  porque  solo así  se representa la muerte   del hombre al pecado, que debe ser semejante  a la muerte  de Cristo (Ro. 6:1-6),  además  esta es la forma en que los Apóstoles  y ministros bautizaron en la edad primitiva (Mr. 16:16;  1P.  3:21;  Hch. 2:38; 8:16;  10:43-48;  19:5;  22:16;  Gá.  3:27-29;  2Co.  5:17).

 

LA CENA DEL SEÑOR

 

 

 

VI.              Creemos  en la práctica literal de la cena del Señor , que el mismo  instituyó (Mt. 26:26-29;  Mr. 14:22-25;  Lc. 22:15-20; 1Co. 11:23-26).  En esta ordenanza se debe usar pan sin levadura  que representa  el cuerpo de sin pecado de nuestro Señor Jesucristo , y el  fruto  de la vid que representa  la sangre de Cristo  que consumó nuestra redención.

 

El objeto  de esta  ceremonia  es:

a-      Conmemorar la muerte de nuestro Señor  Jesucristo.

b-     Anunciar  el día  en que él regresará al mundo

c-      Dar testimonio  de la comunión  que existe entre los creyentes.

Ninguna  persona  debe participar en este acto, si no es miembro  fiel de la iglesia (1Co. 10:15-17;  11:27-28;  2Co. 13:5).

Al terminar  este acto, el maestro  explicó a sus discípulos  el significado  de El  y les recomendó que se lavasen los pies los unos a los otros.  La  iglesia  practica  este acto en combinación  con la cena del Señor  o indistintamente, como un acto de humildad y confraternidad cristiana  (1Ti. 5:10;  Jn.  13:4-15)

 

LA RESURRECCIÓN  DE JESUCRISTO.

 

VII.   Creemos  en la resurrección  literal  de nuestro Señor  Jesucristo  que fue anunciada  por lo profetas  y que resucitó al tercer   días según  los  evangelios, esta resurrección  era necesaria  para nuestra esperanza, justificación y salvación  en Cristo  Jesús  (Job.  19:25;  1Co.  15:1-8;  Lc.  24:1-12;  36:44;  Hch.  2:31-32;  Ro.  4:25;  1P 1:3;  3:21;  Sal.  16:10;  Is. 53.10; Mt. 12:40).

 

 

 

LA RESURRECCIÓN  DE JUSTOS E INJUSTOS.

 

VIII.  Creemos  que habrá  una resurrección  literal  de los muertos  en el Señor, en la  cual serán cubiertos  con un cuerpo  glorificado  y espiritual,  con el cual vivirán  para siempre  en la presencia  del Señor   (Hch.  24:15; 1 Ts.  4:16;  Job. 19:25-27;  Sal.  17:15;  1Co. 15:35-54)

También habrá resurrección  de injustos  pero estos despertarán del sueño de la tumba  para ser juzgados  y oír la dura sentencia que les hará herederos del fuego eterno. (Mt. 22.30; 25:26;  Jn.  5:29;  Ap.  20:12-15;  Mr.  9:44;  Dn. 12:2).

 

EL RECOGIMIENTO DE LA IGLESIA Y EL MILENIO

 

IX.  Creemos  que la iglesia , compuesta   de la muertos  en el Señor  y los fieles  que estén sobre la tierra, los cuales  en el momento del Rapto  serán transformados, esta será levantada para ir  a encontrar a su Señor  en los aires  para celebrar las bodas  del Cordero. Después  vendrá con  el Señor a la tierra para participar  en el juicio de las naciones  y reinar con Cristo  mil años.  Serán  levantados  para ir  a encontrar a su Señor  en los aires Este período  será presidido  por la gran tribulación, la batalla del Armagedón, a la cual dará fin el Señor  cuando descienda  sobre  el monte de los olivos  con todos sus santos (1Ts.  4:13-17;  1Co.  15:51-54;  Fil. 3:20-21;  Is. 65:17-25;  Dn.  7:27;  Miq. 4:1-3;  Zac. 14:1-16;  Mt.  5:5;  Ro.  11:25-27;  Ap. 20:1-5)

 

EL JUICIO FINAL

 

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Al terminar este juicio , los cielos  y la tierra  que hoy existen serán renovados  por fuego  y los fieles  habitarán en la nueva Jerusalén, la  dispensación  cristiana  habrá terminado  y entones  Dios será  todo en todos (1Co. 15:28;  Ap.  21:1-6; 2P. 3.13)

 

LA SANIDAD DIVINA

 

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Creemos que la Sanidad Divina, se obtiene  por la fe  y que en  caso de que algún hermano, tenga necesidad  de someterse  a los cuidados  y ministraciones de la ciencia médica, los hermano no deben criticar sino considerarse así mismo   y guardarse de encontrar condenación  con lo que ellos mismos aprueban.  (Ro.14:22).  Recomendamos que los miembros y ministros  de nuestra  iglesia  se abstengan de lanzar críticas  indebidas a la ciencia médica, cuyos adelantos  nadie puede negar y que se originan en la habilidad  que Dios  ha dado  a los hombres, para ir  descubriendo  los secretos  del funcionamiento  del organismo humano. Al mismo tiempo  los exhortamos  a que no se opongan  a las campañas de higiene, vacunación y limpiezas iniciadas por el Gobierno, sino que por el contrario colaboren  decididamente  en los lugares donde puedan  hacerlo.

 

LA SANTIDAD

 

XII.  Creemos  que todos los miembros del cuerpo de Cristo deben ser santos, es decir apartados del pecado y consagrados al servicio de Dios.  Por esta razón deben abstenerse  de toda clase  de prácticas , diversiones e inmundicias de la carne y del Espíritu  (Lv.  19:2;  2Co. 7.1;  Ef. 5:26-27;  1Ti.  4:3-4;  2Ti 2:21,Hch. 12.14;  1P.  1:16-17)

 

 

EL MATRIMONIO

 

XIII.  Creemos  que el matrimonio  es sagrado, pues fue establecido  desde el principio  y es honroso  en todos (Gn.  2:21-24;  Mt. 19:1-5; He.  13:4).  Los matrimonios  deben verificarse de acuerdo  con las leyes del país  y luego solemnizarse  en la iglesia , según la practica aprobada. Las  parejas  que no hayan legalizado  su unión y desean bautizarse, deben  cumplir primeramente con los requisitos  de las leyes civiles.

 

 

 

El matrimonio  es una unión que debe perdurar mientras viven los dos cónyuges  al morir uno de ellos, el otro está libre  para casarse y no peca si lo hace en  el Señor (Ro. 7:1-3;  1Co. 7:39.

Los matrimonio deben verificarse exclusivamente entre miembros fieles de la iglesia (1Co. 6:14-16.  Ningún ministro  deberá casar a un  miembro  de la iglesia  con una persona inconversa.

 

EL ESTADO Y LA IGLESIA

 

XIV.  Creemos en la separación del estado y la iglesia  y que ninguno  debe intervenir  en los asuntos  íntimos del otro, pues aquí se cumple e  precepto bíblico de dar lo que es de Cesar a Cesar y lo que es de Dios a Dios (Mt. 12-17).  Los cristianos pueden  tomar participación en actividades cívicas de acuerdo a su capacidad e inclinación política, pero siempre  reflejando  sus ideas  personales y no las  de la iglesia,   que siempre es neutral  y tiene cabida  para los hombres de todos   los credos  políticos, al mismo tiempo  todos los cristianos  deben obedecer  a las autoridades civiles y todas las leyes y disposiciones  que de ellas  emanen.

 

PECADO DE MUERTE

 

XV.   Creemos  a las luz de la palabra de Dios, que hay pecado  de muerte, y que si este  es cometido en los términos  que expresa la misma  Biblia se pierda  el  derecho de Salvación (1Jn. 5:16-17;  Mt. 12:31-32; He. 6:4-6;  10:2-27).  Por tanto, recomendamos  que todos  los fieles  se abstengan de dar oído a doctrina  en que se promete seguridad  eterna al cristiano , sin importar  su conducta  (Ga.  3:2-5;  5:3-4;  1Ti.  4:1)  y la idea  que una vez salvo siempre salvo pues la Biblia  enseña que es posible ser reprobado y se necesita ser fiel hasta el fin  (Ro. 2:6-16;  1Co.9:26-27;  2Co.  13:5).

 

EL SISTEMA  ECONOMICO DE LA IGLESIA

 

XVI.  Creemos  que el sistema  que la Biblia  enseña  para la obtención de fondos necesarios, para el cumplimiento  de la obra  es el de diezmos y ofrendas que debe ser practicados por ministros  y creyentes  igualmente  (Gn.  14:20;  28:22;  Mal.  3:-8-10;  Mt.  23:23;  Lc. 6:38;  1Co.  16:1-2;  2Co. 8:1-16;  9:6-12;  11:7-9;  1Ti.  5:17-18;  6:17-19;  Gá.6:6-10;  Fil 4:10-12;  15-19;  Heb.  13-16).

 

EL CUERPO MINISTERIAL

 

XVII.  Creemos  que el ministerio  es un llamamiento  de Dios  y que el Espíritu santo confiere a cada ministro  la facultad  de servir  a la iglesia  en distintas capacidades y con distintos dones cuyas manifestaciones  son todas  para edificación  del cuerpo de Cristo  (Ef.  4:11-12,  Lc.  4:10;  Mt. 4:18-20;  9:9; Heb 13:2-3).

La palabra  de Dios  contiene suficiente  enseñanzas  sobre los requisitos  que debe llenar  la persona que vaya  a servir  en el ministerio y que corresponde  a los gobiernos eclesiásticos debidamente  organizados,  examinar  a los candidatos   al ministerio  y determinar  cuando  son dignos  de aprobación  y la  tarea  a que se deben dedicar (Hch.  1:23-26;  6:1-3;  1Ti. 3:1-10;  4:14;  5:22;  Ti.  1:5-9).

El obispo es el encargado mas elevado  en el ministerio y  a quienes  lo ocupan,  se les debe  dar nuestras especiales  de consideración y respeto, sin  menoscabo  de los que ocupan  posiciones de menor responsabilidad.

 

 


XI.  Creemos  que Dios tiene   poder para sanar todas nuestras  dolencias  físicas, si así  es su voluntad y que la sanidad  divina  es un resultado  del sacrificio  de Cristo, pues   el llevó nuestras enfermedades  y sufrió nuestros dolores (Is.  53:4).  La sanidad  del cuerpo  se efectúa por  una combinación  de la fe  del creyente  y del poder  del nombre de Jesucristo  que se invoca sobre el enfermo. El Señor  Jesucristo prometió  a los que  cree en su nombre, pondrían las manos sobre los enfermos  y estos  sanarían (Mr.  17.18).  Los enfermos deben ser ungidos con aceite en el Nombre de Jesucristo por ministros ordenados, para que el Señor  cumpla  sus promesas (Jn. 14.13; Sal. 103.1-4; Lc. 9.1-3; 10.9; 1Co. 12.9 Stgo. 5:14).

X.   Creemos  que habrá un juicio  en el cual serán juzgados todos los  hombres y mujeres que hayan muertos  sin Cristo  y los que estén sobre la  tierra, en  el tiempo  de su verificación. Este juicio  se efectuará al final  del milenio y también  se conoce  con el nombre del juicio  del trono blanco (Gn.  18:25;  Dn.  7:9-10;  Hch.  10:42;  2Ti.  4:1;  Ro.  2:16;  14:10;  Ap.  20:11;  1Co. 6:2-3)
 
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