PRINCIPIOS DOCTRINALES DE LA IGLESIA
LA IGLESIA.
I. Creemos que la iglesia de nuestro Señor
Jesucristo, es una, universal e indivisible, formada por
todos los hombres y mujeres, sin distinción de
nacionalidad, idioma, color o costumbre, que hayan
aceptado a nuestro Señor Jesucristo como su único Salvador y hayan sido bautizados en agua, en el
nombre de Jesucristo (Hch. 2:38; Lc. 24:47; Col. 3.17).
Los vínculos que unen a los miembros de la iglesia
son el amor y la fe y su estandarte o bandera es el
nombre de Jesucristo.
HAY UN SOLO DIOS.
JESUCRISTO
III. Creemos que Jesucristo fue concebido milagrosamente en el vientre María, por obra y gracia del Espíritu Santo. El mismo Dios del Antiguo Testamento tomó forma humana. Por lo cual creemos que en Jesucristo es el único y verdadero Dios ,pues en el se mezclaron en una forma perfecta incomprensible los atributos Divinos y la naturaleza humana por eso se le llama hijo de Dios e hijo del hombre. (Is. 7:14; 52:6; 60:1-3; Lc. 1:35; Jn 1:14 Ro. 9:5; 1Ti. 3:16)
EL BAUTISMO DEL ESPIRITU SANTO
IV. Creemos en el bautismo del Espíritu Santo, prometido por Dios en el Antiguo Testamento y derramado de la glorificación del Señor Jesucristo, que es quien bautiza con el Espíritu Santo (Jl. 2.28-29; Jn. 7.37-39;14.16-26; Hch.2.1-4; Mt3.11). La demostración de que una persona ha sido bautizada con el Espíritu Santo, son las nuevas lenguas o idiomas que el creyente puede hablar y que esta señal es también para nuestro tiempo.
El Espíritu Santo es potencia que permite testificar de Cristo (Hch.1.8) y que sirve para la formación de un carácter cristiano más agradable a Dios (Gá.5.22-25). El mismo Espíritu da dones a los creyentes que sirven para la edificación de la iglesia (Jl. 2.28-29; Jn 7:37-39; Hch. 1:8; 2:1-4; Ro. 12:6-8; 1Co. 12:1-12).
Todos los miembros de la iglesia deben buscar del bautismo del Espíritu Santo y tratar de vivir en el Espíritu como lo recomienda la palabra de Dios en Ro. 8:5-16; Ef. 5:18. Col.3.5
EL BAUTISMO EN AGUA
V. Creemos que el bautismo en agua y en el nombre de Jesucristo es para Salvación y perdón de pecados , el cual debe ser administrado por un ministro ordenado.
El bautismo debe ser por inmersión porque solo así se representa la muerte del hombre al pecado, que debe ser semejante a la muerte de Cristo (Ro. 6:1-6), además esta es la forma en que los Apóstoles y ministros bautizaron en la edad primitiva (Mr. 16:16; 1P. 3:21; Hch. 2:38; 8:16; 10:43-48; 19:5; 22:16; Gá. 3:27-29; 2Co. 5:17).
LA CENA DEL SEÑOR
VI. Creemos en la práctica literal de la cena del Señor , que el mismo instituyó (Mt. 26:26-29; Mr. 14:22-25; Lc. 22:15-20; 1Co. 11:23-26). En esta ordenanza se debe usar pan sin levadura que representa el cuerpo de sin pecado de nuestro Señor Jesucristo , y el fruto de la vid que representa la sangre de Cristo que consumó nuestra redención.
El objeto de esta ceremonia es:
a- Conmemorar la muerte de nuestro Señor Jesucristo.
b- Anunciar el día en que él regresará al mundo
c- Dar testimonio de la comunión que existe entre los creyentes.
Ninguna persona debe participar en este acto, si no es miembro fiel de la iglesia (1Co. 10:15-17; 11:27-28; 2Co. 13:5).
Al terminar este acto, el maestro explicó a sus discípulos el significado de El y les recomendó que se lavasen los pies los unos a los otros. La iglesia practica este acto en combinación con la cena del Señor o indistintamente, como un acto de humildad y confraternidad cristiana (1Ti. 5:10; Jn. 13:4-15)
LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.
VII. Creemos en la resurrección literal de nuestro Señor Jesucristo que fue anunciada por lo profetas y que resucitó al tercer días según los evangelios, esta resurrección era necesaria para nuestra esperanza, justificación y salvación en Cristo Jesús (Job. 19:25; 1Co. 15:1-8; Lc. 24:1-12; 36:44; Hch. 2:31-32; Ro. 4:25; 1P 1:3; 3:21; Sal. 16:10; Is. 53.10; Mt. 12:40).
LA RESURRECCIÓN DE JUSTOS E INJUSTOS.
VIII. Creemos que habrá una resurrección literal de los muertos en el Señor, en la cual serán cubiertos con un cuerpo glorificado y espiritual, con el cual vivirán para siempre en la presencia del Señor (Hch. 24:15; 1 Ts. 4:16; Job. 19:25-27; Sal. 17:15; 1Co. 15:35-54)
También habrá resurrección de injustos pero estos despertarán del sueño de la tumba para ser juzgados y oír la dura sentencia que les hará herederos del fuego eterno. (Mt. 22.30; 25:26; Jn. 5:29; Ap. 20:12-15; Mr. 9:44; Dn. 12:2).
EL RECOGIMIENTO DE LA IGLESIA Y EL MILENIO
IX. Creemos que la iglesia , compuesta de la muertos en el Señor y los fieles que estén sobre la tierra, los cuales en el momento del Rapto serán transformados, esta será levantada para ir a encontrar a su Señor en los aires para celebrar las bodas del Cordero. Después vendrá con el Señor a la tierra para participar en el juicio de las naciones y reinar con Cristo mil años. Serán levantados para ir a encontrar a su Señor en los aires Este período será presidido por la gran tribulación, la batalla del Armagedón, a la cual dará fin el Señor cuando descienda sobre el monte de los olivos con todos sus santos (1Ts. 4:13-17; 1Co. 15:51-54; Fil. 3:20-21; Is. 65:17-25; Dn. 7:27; Miq. 4:1-3; Zac. 14:1-16; Mt. 5:5; Ro. 11:25-27; Ap. 20:1-5)
EL JUICIO FINAL
Al terminar este juicio , los cielos y la tierra que hoy existen serán renovados por fuego y los fieles habitarán en la nueva Jerusalén, la dispensación cristiana habrá terminado y entones Dios será todo en todos (1Co. 15:28; Ap. 21:1-6; 2P. 3.13)
LA SANIDAD DIVINA
Creemos que la Sanidad Divina, se obtiene por la fe y que en caso de que algún hermano, tenga necesidad de someterse a los cuidados y ministraciones de la ciencia médica, los hermano no deben criticar sino considerarse así mismo y guardarse de encontrar condenación con lo que ellos mismos aprueban. (Ro.14:22). Recomendamos que los miembros y ministros de nuestra iglesia se abstengan de lanzar críticas indebidas a la ciencia médica, cuyos adelantos nadie puede negar y que se originan en la habilidad que Dios ha dado a los hombres, para ir descubriendo los secretos del funcionamiento del organismo humano. Al mismo tiempo los exhortamos a que no se opongan a las campañas de higiene, vacunación y limpiezas iniciadas por el Gobierno, sino que por el contrario colaboren decididamente en los lugares donde puedan hacerlo.
LA SANTIDAD
XII. Creemos que todos los miembros del cuerpo de Cristo deben ser santos, es decir apartados del pecado y consagrados al servicio de Dios. Por esta razón deben abstenerse de toda clase de prácticas , diversiones e inmundicias de la carne y del Espíritu (Lv. 19:2; 2Co. 7.1; Ef. 5:26-27; 1Ti. 4:3-4; 2Ti 2:21,Hch. 12.14; 1P. 1:16-17)
EL MATRIMONIO
XIII. Creemos que el matrimonio es sagrado, pues fue establecido desde el principio y es honroso en todos (Gn. 2:21-24; Mt. 19:1-5; He. 13:4). Los matrimonios deben verificarse de acuerdo con las leyes del país y luego solemnizarse en la iglesia , según la practica aprobada. Las parejas que no hayan legalizado su unión y desean bautizarse, deben cumplir primeramente con los requisitos de las leyes civiles.
El matrimonio es una unión que debe perdurar mientras viven los dos cónyuges al morir uno de ellos, el otro está libre para casarse y no peca si lo hace en el Señor (Ro. 7:1-3; 1Co. 7:39.
Los matrimonio deben verificarse exclusivamente entre miembros fieles de la iglesia (1Co. 6:14-16. Ningún ministro deberá casar a un miembro de la iglesia con una persona inconversa.
EL ESTADO Y LA IGLESIA
XIV. Creemos en la separación del estado y la iglesia y que ninguno debe intervenir en los asuntos íntimos del otro, pues aquí se cumple e precepto bíblico de dar lo que es de Cesar a Cesar y lo que es de Dios a Dios (Mt. 12-17). Los cristianos pueden tomar participación en actividades cívicas de acuerdo a su capacidad e inclinación política, pero siempre reflejando sus ideas personales y no las de la iglesia, que siempre es neutral y tiene cabida para los hombres de todos los credos políticos, al mismo tiempo todos los cristianos deben obedecer a las autoridades civiles y todas las leyes y disposiciones que de ellas emanen.
PECADO DE MUERTE
XV. Creemos a las luz de la palabra de Dios, que hay pecado de muerte, y que si este es cometido en los términos que expresa la misma Biblia se pierda el derecho de Salvación (1Jn. 5:16-17; Mt. 12:31-32; He. 6:4-6; 10:2-27). Por tanto, recomendamos que todos los fieles se abstengan de dar oído a doctrina en que se promete seguridad eterna al cristiano , sin importar su conducta (Ga. 3:2-5; 5:3-4; 1Ti. 4:1) y la idea que una vez salvo siempre salvo pues la Biblia enseña que es posible ser reprobado y se necesita ser fiel hasta el fin (Ro. 2:6-16; 1Co.9:26-27; 2Co. 13:5).
EL SISTEMA ECONOMICO DE LA IGLESIA
XVI. Creemos que el sistema que la Biblia enseña para la obtención de fondos necesarios, para el cumplimiento de la obra es el de diezmos y ofrendas que debe ser practicados por ministros y creyentes igualmente (Gn. 14:20; 28:22; Mal. 3:-8-10; Mt. 23:23; Lc. 6:38; 1Co. 16:1-2; 2Co. 8:1-16; 9:6-12; 11:7-9; 1Ti. 5:17-18; 6:17-19; Gá.6:6-10; Fil 4:10-12; 15-19; Heb. 13-16).
EL CUERPO MINISTERIAL
XVII. Creemos que el ministerio es un llamamiento de Dios y que el Espíritu santo confiere a cada ministro la facultad de servir a la iglesia en distintas capacidades y con distintos dones cuyas manifestaciones son todas para edificación del cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-12, Lc. 4:10; Mt. 4:18-20; 9:9; Heb 13:2-3).
La palabra de Dios contiene suficiente enseñanzas sobre los requisitos que debe llenar la persona que vaya a servir en el ministerio y que corresponde a los gobiernos eclesiásticos debidamente organizados, examinar a los candidatos al ministerio y determinar cuando son dignos de aprobación y la tarea a que se deben dedicar (Hch. 1:23-26; 6:1-3; 1Ti. 3:1-10; 4:14; 5:22; Ti. 1:5-9).
El obispo es el encargado mas elevado en el ministerio y a quienes lo ocupan, se les debe dar nuestras especiales de consideración y respeto, sin menoscabo de los que ocupan posiciones de menor responsabilidad.
XI. Creemos que Dios tiene poder para sanar todas nuestras dolencias físicas, si así es su voluntad y que la sanidad divina es un resultado del sacrificio de Cristo, pues el llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores (Is. 53:4). La sanidad del cuerpo se efectúa por una combinación de la fe del creyente y del poder del nombre de Jesucristo que se invoca sobre el enfermo. El Señor Jesucristo prometió a los que cree en su nombre, pondrían las manos sobre los enfermos y estos sanarían (Mr. 17.18). Los enfermos deben ser ungidos con aceite en el Nombre de Jesucristo por ministros ordenados, para que el Señor cumpla sus promesas (Jn. 14.13; Sal. 103.1-4; Lc. 9.1-3; 10.9; 1Co. 12.9 Stgo. 5:14).
X. Creemos que habrá un juicio en el cual serán juzgados todos los hombres y mujeres que hayan muertos sin Cristo y los que estén sobre la tierra, en el tiempo de su verificación. Este juicio se efectuará al final del milenio y también se conoce con el nombre del juicio del trono blanco (Gn. 18:25; Dn. 7:9-10; Hch. 10:42; 2Ti. 4:1; Ro. 2:16; 14:10; Ap. 20:11; 1Co. 6:2-3)